lunes, 14 de febrero de 2011

Afeitarse como un Presidente.

Desde hace relativamente poco voy a que me afeiten en una barbería de Travessera de Gracia. Es una experiencia curiosa las primeras veces y relajante las "segundas". Desde luego se lo recomiendo a todos aquellos que se afeiten y que no tengan prejuicios generados por personajes como Sweeney Todd o los gemelos albinos de la segunda parte de Matrix. En defensa del afeitado con navaja, debo decir, a estos reticentes a la hoja, que en manos expertas es difícil distinguir la hoja de los los dedos del barbero al tensarle a uno la piel durante un rasurado. Lo que quiero decir es que no es incómodo y desde luego la sensación y el resultado son mucho mejores que con maquinilla.

Suelo afeitarme los jueves y éste pasado, como cada semana, me acerque a la barbería y mientras esperaba mi turno para ser atendido hablábamos el barbero, otro cliente y yo. En una de estas, el otro cliente dijo:

—Esta mañana he visto que te hacían fotos.

El barbero contestó que los de cierto periódico se había enterado que el actual Presidente de la Generalitat de Cataluña (no soporto decir ni que digan President cuando se habla en castellano) se corta el pelo y se afeita en su establecimiento cosa que me lleno, un poco, de orgullo. Tampoco fue algo a lo que diéramos mucha importancia dado que el siguiente tema de conversación fue elevadísimo, una tienda de arreglos de ropa dos manzanas más arriba.

Finalmente, el otro pagó y se fue entonces me pude sentar en la silla del Presidente (dado que de las tres que hay solo se usa aquella).

Pedro, el barbero, inclinó la silla, me puso una toalla como babero, me untó con la brocha de cerda blanda, cerré los ojos y empecé a oír el rasgueo de la hoja contra la barba de una semana. Primero la mejilla derecha y parte del cuello, la izquierda, la parte restante del cuello, la barbilla y, levantándome ligeramente la nariz (cosa que no deja de sorprenderme), el bigote.

Después, recogió el resto de espuma con la toalla y cogió la botella de Floïd Vigoroso (loción para después del afeitado) —la cual no recomiendo para los primerizos en el afeitado (mejor Aqua Velva), no hay cosa que pique más en todo el universo, ver fórmula a pie de página—, tras dejarme medio atontado con el chorretón de este líquido, el cual creo componente de la inyección letal, me masajeó con algo de crema (creo que) hidratante, me cobró y me fui más contento que unas Pascuas con mi cara más suave que el culo de un bebé.

He de señalar que cuando decidí empezar a ir al barbero para afeitarme no fue una iniciativa motu proprio. De hecho, fue por una consigna en una de mis páginas web de cabecera (http://artofmanliness.com):

—Find a Barber.

Yo acababa de volver de un viaje y hacía varios días que no me afeitaba así que indague sobre barberías dónde se afeitara a navaja y, voilá, encontré 3 en toda Barcelona (suerte, la mía que una esta cerca de mi entorno callejero).

Otro motivo es que al no tener la necesidad de afeitarme a diario no me afeito con regularidad y con ello acabo adquiriendo un aspecto sucio o de enfermo —hablo por mi, a unos les sienta bien el vello facial y a otros no—. Pero, bueno, no pretendo que, ustedes, hagan suyos mis motivos pero, desde luego, insto a todos mis lectores (masculinos) que, al menos una vez, sean participes de esta experiencia costumbre de tantos en el pasado.



Fórmula de Floïd:
-6/10 de alcohol etílico.
-1/4 de ácido sulfurhídrico.
-1/20 de ácido de bateria.
-1/10 de guindilla en solución acuosa a un máximo del 25% (sino hace el mismo efecto que el Botox).
-unas gotas de Tabasco para darle sabor.

miércoles, 9 de febrero de 2011

¿Prohibido prohibir? Ya, seguro...

Tras quitarse el camarero lo único que nos faltaba en el Círculo del Liceo era quedarnos sin el copa y puro, quiero decir sin puro, solo copa. El anterior Presidente de la Junta del club habilitó los viejos armarios de las peñas de manera que los camareros se pudieran retirar antes que los socios y, así, nos hemos visto obligados a servirnos nosotros mismos, cosa que no me ocasiona ningún problema, pero esto de privarme de mis cigarrillos...

Comparto con mucha gente lo de que no hay que obligar a los demás a respirar nuestro humo, vamos lo que llaman algunos "fumadores" pasivos. Entiendo perfectamente que pueda molestar a cualquiera el humo de tabaco pero de ahí a prohibir fumar completamente.

Por ahora, hay problemas sanitarios muchísimo más graves que el tabaco: por un lado está el alcoholismo y no hablo sólo de los bebedores empedernidos, hablo del tema botellón, conocido por todos, pero, sobre todo, el botellón entre adolescentes. Yo, gracias a Dios, he aprendido a beber desde la enseñanza de mi padre y de gente que yo he juzgado como de su confianza. Desde luego que alguna vez he bebido más de la cuenta y luego he sufrido las consecuencias pero siempre he disfrutado todo aquello que he bebido. La gran parte de la gente con la que comparto generación no sabe distinguir de un whisky de 10€/botella a uno de 150€, no que yo sepa apreciar uno de 150 € (que seguro que tiene que sentar mal de lo caro que es) pero desde luego se cuando me están dando "garrafón". La gente de mi edad, por norma general no bebe para disfrutar, bebe para desinhibirse; no han sido pocas las veces que he oído la frase "primero bebemos y luego vamos a (ponga aquí el nombre del local nocturno)". Como excusa a esta cita muchos alegarán las mismas excusas que se usan para practicar el "botellón":
-"Es que en la discoteca te cobran a 12 euros la copa"
-"Es que te ponen garrafón"

Secundo ambas excusas pero, desde luego, la solución no es el botellón. Uno puede beber en casa, cosa que no se suele hacer porque A) da palo limpiar y B) mis padres están delante. Respecto a A debo preguntarte, a ti, "botellonero", que pones la excusa, ¿también te da palo limpiar la calle?; y, acerca de B, si tienes vergüenza de hacerlo delante de tus padres, ¿no crees que, a lo mejor, lo que haces no está bien?

Por otro lado, aun secundando las anteriores excusas, yo mismo me las rebato. Yo sé de sitios y consumiciones que se pagan a 12 euros pero son consumiciones y/o sitios a los que no voy a menudo (no hablo de discotecas) por el alto precio que; por alto que sea, viene seguido, de alta calidad en productos servidos y servicio prestado, servicios y productos que se pueden también adquirir por precios menores pero en sitios no frecuentados por la gente de mi generación.

Encontrar una buena atención, un buen producto y un buen precio en la Ciudad Condal no es una tarea ardua si no se es muy sibarita y se es amable con el servicio. En mi caso, sigo el tópico de más vale malo conocido que bueno por conocer pero, aun así, busco lugares poco visitados por el común de los mortales. De tal manera se consigue un afecto por parte del restaurador (no hacen falta propinas para ello) y un mayor conocimiento de la cuantía pecuniaria que supondrá la velada a la vez que un conocimiento necesario para el joven no emancipado, la respuesta a la ya tradicional pregunta materna, "¿A qué hora vendrás?"

Mis amistades con el servicio me han dado desde "precios de amigo" , pasando por cuentas de 0€, hasta lo que yo mas admiro que es saber, ellos, lo que quiero sin saber que lo quiero, ¿me explico?

Creo más agradable comer o tomar algo en un lugar conocido que en la intemperie.

Esto de la intemperie me lleva de vuelta al tema de partida, el tabaco.


Admito que la nueva legislación tiene su razón de ser, preservar la salud de los trabajadores, la cual secundo, pero no deja de sorprenderme ver algunos de los camareros del Boadas o de mi club salir a la calle para fumarse un pitillo, cosa que ya hacían antes de la primera ley antitabaco pero ahora se me hace verdaderamente raro. Por otro lado, no me parece bien que me priven de mis aficiones en tanto en cuanto las llevo a cabo sin afectar ni molestar a nadie. Teniendo en cuenta que en mi club —nuestro club— hay sitios nunca visitados por el personal excepto para limpiar hecho curioso ya que nunca coincido con el personal que se dedica a ello: entonces, si yo estoy en un compartimento más o menos estanco, sin nadie a mi alrededor y ventilo posterior y correctamente la estancia ¿también lo tengo prohibido?

Sinceramente, no encuentro la lógica en la Ley 42/2010, de 30 de diciembre, pues su sino es proteger la salud de los trabajadores pero ¿que narices protege si no hay ni trabajador ni, por consiguiente, salud que proteger?, salvo la mía misma pero la norma no va enfocada a mi.

Me dan ganas de hacerme carlista solo para poder llamar "isabelina" a esta ley.