lunes, 14 de marzo de 2011

De mentores y de pupilos o comiendo con el Presidente.

Tras un mes de ausencia, vuelve a visitarme la señorita inspiración que claramente es soltera y no le gustan las ataduras conmigo pero le gusta verme de vez en cuando, no sé por qué pero ahora me la imagino con zapatos rojos.

El miércoles pasado tuve la oportunidad de comer con el muy honorable Presidente Jordi Pujol. Fui acompañando a mi padre, mi mentor (el Dr. Júvar) y a Narciso Pi (pupilo de mi padre). Fue una experiencia interesante ver a una institución personal como es el Presidente de la Generalitat con más tiempo en el cargo. Debo hacer notar que sigue actuando y hablando como un político sin serlo actualmente, pero decir mucho sin decir nada y responder lo que se quiere en vez de lo que quieren con una pregunta es un don/defecto que sólo poseen los políticos.

Fue una comida interesante, y un saludo interesante, quiero decir, cuando fui presentado a M. H. Jordi Pujol se me creó una situación extraña en la cabeza; estaba, en cierto modo, emocionado y por otro lado debía aguantarme la risa cada vez que oía su carraspera, conocida y caricaturizada por todos aquellos que leen esto. No seguiré hablando de el Hombre ya que me daría para escribir un libro.

Después de la comida fuimos, los que acompañaba y yo, a hacer la sobremesa a la azotea del Universal, hotel situado en frente del Liceo. Hacía un Sol espléndido y fumar al aire libre resulta muy agradable en esa situación, viendo gente tender ropa en los terrados y turistas paseando por la Rambla. Estuvimos hablando de esto y aquello: textos de Stefan Zweig (sobretodo la póstuma biografía de Montaigne), algo de Joseph Roth (y su Hotel Savoy, que no es el de Londres) y un largo etcétera que el lector se puede imaginar viendo de qué cuerda son los mencionado temas.

En el entretanto me di cuenta de la situación, dos pares de mentores y de pupilos. Entonces pensé en aquello que me había dicho mi amigo Marcelo Stranglehoff de no sé qué película en la que decían que todo hombre, en su vida, ha de tener un discípulo y un maestro, lo que me planteó ¿quién narices es mi aprendiz? y ¿puedo o no elegirlo?, lo lógicamente absurdo es pensar que mentor y pupilo se han de parecer pero creo yo que el pupilo debe de trascender al maestro y hacerse a si mismo con la guía del mentor. Obviamente buscando el parecido con alguien solo se consigue una caricatura del imitado y de uno mismo, si yo fumara los mismos puros que el Dr. Júvar, bebiera sus gintónics, no sería un aprendiz, sería un burdo imitador. Si uno por ser mi aprendiz entiende ponerse americana y corbata, fumar mi marca de cigarrillos y beber cócteles creados en los años 20 no hace más que imitar mi personaje sin aportar nada de nada al que pudiera ser su aprendiz, que lo que aprenderá es una imagen viciada de mi mismo. Es como disfrazarse de hobbit y medir 1'90 y que luego un tercero entienda que los hobbits miden casi dos metros.

El problema reside en si se puede hacer de maestro Shao-Lin y elegir y hacer criba de discípulos o tiene que ser en plan ONG para el desarrollo de la personalidad y ayudar a despersonalizados y estereotipados sujetos en busca de autenticidad. En el caso de mi padre y Narciso, mi padre fue quién eligió, pero en el del Doctor y yo diría que elegí yo. Conclusión, ninguna.

Quizá es que alguien muy abierto de miras me ha dicho que soy abierto de miras y ahora me estoy planteando si realmente soy abierto de miras, como me dicen, o soy tan snob y cerrado como me gusta ser. Puede que sea partícipe de una especie de snobismo abierto de miras o de un ancho de miras esnobista.

Hay que ver con la maravillosa dama de zapatos rojos; ora viene, ora se va.

1 comentario:

  1. http://laventanactualidad.wordpress.com/
    Échale un vistazo! Es muy blog!
    Muy bueno el post!
    Saludos!

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