martes, 21 de febrero de 2012

Soldiers' jests

Para Ed Schieffelin la vida militar no iba más allá de la búsqueda de aventuras y fortuna, más allá del mínimo patriotismo que siente cualquier ciudadano de los Estado Unidos, aunque hablamos de cuando aun siendo Estados, no estaban tan Unidos; mejor dicho, cuando lo empezaban a volver a estar, poco después de la muerte de Lincoln.

Acababan de licenciarle en Fort Huachuca, Condado de Cochise, cuando se pertrechó de utensilios de minería para dirigirse al nordeste, tal y como N'Kwala el Apache le había dicho, donde había plata, aunque todos le decían que allí sólo encontraría su tumba. El territorio de Arizona es muy basto y abarca desiertos bosques y montañas, pero Ed Schieffelin no tuvo que hacer más de un día de viaje para empezar a hacer las prospecciones en el terreno indicado por N'Kwala el Apache.

Pasaron los meses y en Huachuca, pueblo que da el nombre al fuerte donde había servido Ed Schieffelin, en una taberna se desató la conversación sobre qué había pasado con Ed Schieffelin, uno dijo que realmente se había vuelto loco en las montañas y creía ser un sasquatch, otros que había marchado al este hacia Georgia o Virginia pero la mayoría de elucubraciones y rumores concluían con la muerte del intrépido Ed Schieffelin. Hasta el momento ninguno de los interlocutores chismosos se había percatado de que en la puerta estaba fumando N'Kwala el Apache.

-Eh, indio-gritó un militar barbudo-, ¿dónde está mi amigo?

N'Kwala el Apache no era tonto, sabía que se burlarían de él si cometía algún fallo de gramática o pronunciación, por eso acostumbraba a hacerse entender a base de señas, por esto señaló al nordeste hacia la garganta de Charleston, visible por una de las ventanas del local.

-Le convenciste, ¿eh?- le dijo el militar barbudo-. Pues mañana me vas a guiar adonde fuera que le llevaste.

El militar barbudo madrugó y fue al campamento que había al lado del fuerte donde había emprendedores, mineros y peregrinos, en el cual solía estar N'Kwala el Apache. Era raro que un indio no estuviera con los suyos y menos con hombres blancos; era así porque N'Kwala el Apache era un descastado, hijo de un Apache y una Absoluca, una mezcla prohibida, trabajar de rastreador y guía para los hombres blancos era lo único que podía hacer aunque no se le trataba mejor que como se trata a un caballo o un perro de caza, pues para ellos no era más que un salvaje más o, peor aún, un animal puesto a su servicio. N'Kwala el Apache ensillaba dos caballos cuando el militar barbudo lo encontró.

Montaron casi sin abrir la boca y pusieron rumbo al nordeste. A media mañana llegaron a la garganta de Charleston y el militar barbudo empezó a extrañarse de no ver nada que le indicara que Ed Schieffelin se hallara en la zona pero N'Kwala el Apache seguía cabalgando con la mirada al frente y sin inmutarse por nada de lo que pasase a su alrededor. Pasaron la garganta y continuaron colina abajo hasta la planicie, entonces N'Kwala el Apache paró su montura y con un gruñido señaló un diminuto campamento a lo lejos. Cuando llegaron no parecía haber nadie, hasta que, sobrecogido pero no sorprendido, vio una gran lápida, la tumba de Ed Schieffelin, supuso.

-¿Qué haces aquí?- oyó el militar barbudo girándose y viendo a otro barbudo pero, este, exmilitar.

-Ed Schieffelin, decían que te habías muerto o vuelto loco o ido al este.

-He encontrado mi tumba- se rió-, os burlabais de mi cuando creí al indio. Pues bien, he encontrado la veta de plata que me indicó y he estado trabajando aquí mientras él iba a por suministros a Huachuca. Dentro de poco empezaré a necesitar más hombres- explicó Ed Schieffelin con una gran sonrisa.

-¿De quién es la tumba?- preguntó el barbudo militar como si de una broma macabra se tratara.

-Lenox. ¿Recuerdas hace un año cuando nos atacaron mientras llevábamos el salario a Fort Huachuca?- el barbudo asintió- N'Kwala el Apache volvió i enterró a Lenox que murió cuando le dispararon en la nuca mientras galopábamos a refugiarnos en la garganta de Charleston. Cuando vino encontró plata y me lo contó. Ahora necesito hombres pero al caerme en la mina me rompí la pierna y no he podido volver y el indio no tiene valor para hablar con nadie. Vuelve a Fort Huachuca y tráeme hombres, si lo quieres también habrá trabajo para ti.

El militar barbudo hizo lo que se le pidió y aceptó la oferta convirtiéndose en otro exmilitar barbudo. N'Kwala el Apache siguió trabajando para Ed Schieffelin como rastreador y explorador. Ed Schieffelin registró la propiedad de la mina como Tombstone (tumba) e hizo, junto a dos hermanos suyos, una fortuna gracias a la plata y otros metales (preciosos y no preciosos) con minas en los territorios de Arizona y Oregon. Finalmente, el campamento minero llego a ser tan concurrido que acabo por convertirse en un pueblo: Tombstone, Cochise County, Arizona.

En cuanto al motivo por el cual N'Kwala el Apache le contó a Ed Schieffelin que había plata en las tierras que habitaban Geronimo, Cochise y Victorio, puede que fuera que vio su espiritu emprendedor o puede que quisiera agradecer que no le apartara como los otros blancos o los suyos que le habían descastado; pero, claro está, que la fortuna sonríe a los intrépidos pero más a los bien intencionados.

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