domingo, 2 de enero de 2011

Mientras tanto, en El Cairo...

Atardecer del 1er día.

No llevo ni 24 horas en África y ya me gustaría quedarme a vivir, ahora entiendo porque mi señor abuelo vino aquí a curarse de la tuberculosis (y en una espécie de terapia preventiva para otros dolores físicos). Yo ayer salí de la Ciudad Condal bajo los suplicios de un resfriado que me habia producido tal congestión que en cuando me sonaba o tosía—perdón por la escatología— dejaba el pañuelo cubierto de mucosidad espesa y sanguinolenta, de ahí que me identifique con don Guillermo Gladstone que huía de la leva para la quinta del biberón.

Ahora me encuentro en la terraza del hotel, en la sección del patio, por supuesto. Hoy he conocido a dos autóctonos que, estereotipadamente se llaman, Ahmed y Mustafa (que no Mustafà). El primero nos hacia de intérprete a la vez que de guía, cuando el segundo era el que conducía la furgoneta. Con Ahmed, he visitado hoy las pirámides de Giza las cuales, al contrario que a mi familia, han satisfecho todas mis expectativas; mi madre se ha limitado a observar que ella se "las imaginaba más grandes". Lo que me ha medio decepcionado ha sido la Esfinge, más bien me ha parecido algo puesto como decoración de un parque temático, me gustaba más la imagen que tenía de ella, de fotografías tomadas cuando Carter aun no había descubierto la tumba del faraón Tut.

Después de pasear entre aquellos monumentos y dar una vuelta en camello, hemos ido a comer al Hotel Mena House, que fue visitado varias veces por Winston Churchill y dónde se rodaron algunas escenas de la película de 1954 "El Valle de los Reyes", protagonizada por Robert Taylor.

Finalmente, debido al cansancio por las caminatas de la mañana, he llegado al punto en el que me encuentro, la terraza del hotel.


Atardecer del 2º día.

Hoy he hecho dos de las estaciones mas esperadas, almenos para mi, de este viaje: el Museo Egipcio del Cairo (valga la redundancia) y el mercado Khan El-Khalili ("jan eljalilih" pronunciado por los autóctonos").

El primero era nada más inada menos como me lo imaginaba y deseaba que fuera: un edificio repleto de momias, esculturas y cualquier otro tesoro con más de 2500 años de antigüedad, pero sobretodo, lo que tenia en mente era un edificio mal conservado aunque lo que albergara estubiera bien cuidado. Odio que se cumplan mis espectativas acerca de un viaje, eso hace que todos los demás echen por los suelos mis sueños e imaginación.

Al llegar a Khan El-Khalili, le hemos dicho a Ahmed que no hacía falta que nos acompañara y él, viéndonos presa facil de maleantes ytimadores nos ha insistido mucho en el tema de comprar metales preciosos (que pueden no serlo tanto). Hemos bajado la furgoneta y hemos empezado a andar. Me estaba encendiendo un cigarrillo cuando ha aparecido Ahmed acompañado por un agente de la Policía Turística y un armario ropero de 2'10 metros con traje gris arrugado (más arrugado de lo que suelo ir yo). Me ha soltado una parrafada muy larga de la que solo he entendido que el altote fortachón se llamaba Hassán (y dale con los mombres estereotipados.) y que nos haría de gorila en nuestro paseo por el mercadillo de manera gratuiía. De buenas a primeras no me ha sorprendido aquello debido a que he visto más agentes de la Policía Turística que de ningún otro cuerpo policial, y con bastante diferencia; por otro lado, puede que simplemente fuera un agente de paisano. Al final, hablando con Mr. Hassán (como se me ha presentado), he acabado sabiendo que era un servicio gratuíto que prestaba la PT (me he hartado de poner Policía Turística) a según que visitantes de Khan El-Khalili.

He dicho que al principio no me ha sorprendido que nos acompañara aquel armatoste de persona pero más tarde si me llevado un sorpesa cuando habiendo sido avisado de que iba armado he salido de una tienda para encender otro pitillo (mala costumbre que he cogido en casa por la ley antitabaco, aquí se puede fumar en todos lados), me ha seguido Mr. Hassán y al verle le he ofrecido el paquete. Me ha dado las gracias y me ha dicho que no fumaba cigarrillos, entonces nos hemos puesto a hablar de shisha, en ese momento de ha puesto bien la americana y al levantársele el faldón izquierdo he visto que llevaba un subfusil, ¡algo enorme para llevar bajo el traje! Cierto que no he parado de ver PTs armados con MP5 pero aquello no me lo esperaba.

El paseíllo por el bazar ha terminado en una cafetería, El-Fishawi, donde hemos tomado algo mientras Mr. Hassán difrutaba una shisha. Yo he tomado un té (no se de qué origen) en un baso con hojas de menta lo cual me ha permitido prescindir del azúcar y le daba a ese brebaje un encanto especial.

Me he podido dar cuenta de que las palomas de aquí son los felinos. De hecho en Khan El-Khalili, se puede ver gran cantidad de gatos pequeños aunque la mayoría son monos, muchos se ven "espallufats" (según mi madre) y sarnosos. De hecho en El-Fishawi han entrado dos gatitos que han ido a sentarse debajo de la silla de mi padre y cuando se han movido hacia la mesa donde conversaban dos chicas autóctonas, éstas se han asustado como si de ratas gigantescas se tratara.

Después de reposar un rato hemos cogido un taxi que nos ha dejado en la Plaza de la Ópera, por allí hemos paseado un poco viendo lo que es El Cairo de verdad: muy parecido (de acuerdo con mi padre) a la España de finales del segundo tercio del siglo pasado.

Con tanta vuelta y paseo hemos vuelto al hotel para comer (a las 5 de la tarde).


Tarde del 3er día

Me he permitido omitir la velada de fin de año por pertenecer a la estricta intimidad familiar (además todos ustedes ya tienen suficiente con su propio anecdotario infinitamente más interesante que el de un servidor).

Esta mañana hemos ido a la Ciudadela de Saladino. He disfrutado enormemente con las vistas del skyline del Cairo y la increíble belleza de la Mezquita de Alabastro. Es curioso como la falta de icono en los templos musulmanes es subsanada por una exceso de decoraciones que, aunque abundantes en extremo, no son recargadas. En el templo hemos mantenido una "charla" acerca de religión con Ahmed, claramente musulmán practicante. El hombre, sin hacer discriminación de las otras religiones, ha hecho larga apología de sus creencias aunque no proselitismo. De hecho, la mesa redonda en la que he participado, sin mesa ni silla (en el suelo), me ha recordado a las discusiones de religión en los bares que frecuento en Barcelona y, dede luego, me ha inspirado razonamientos que hubiesen solucionado discusiones que he tenido en los últimos meses.

Al acabar con la visita gigantesca fortaleza nos hemos dirigido al barrio copto, allí hemos visitado la Iglesia de San Sergio y la Sinagoga de Ben Ezra, según fuentes autóctonas la iglesia y la sinagoga más antiguas del mundo.

Final del 4º día (ya en Barcelona)
Podría decirse que esto es la madrugada del 5º día debido a la hora a la que escribo esto.

He aprovechado la mañana para bañarme en la piscina del hotel, aunque estaba nublado y había una niebla muy espesa la temperatura acompañaba la situación. Después de haber hecho las maletas hemos hecho una última visita a Khan El-Khalili con Mustafa. Cuando volvíamos a la furgoneta he visto a un hombre muy bien vestido y claramente de estilo barcelonés y de repente me gritan por la izquierda "¡Hola!", nos hemos encontrado con Jaime Castilla, consocio mío en el Círculo del Liceo (el club mencionado en otro escrito). Jaime es lo que podría llamarse un gentleman paradigmático; un hombre guapo siempre vestido con la mayor de las elegancias aunque siempre con una gran cantidad de excentricidades (claramente distintas a las de mi mentor o las mías); por ejemplo, como es capitán de yate, se digna a venir a cenas de gala con uniforme de gala marino en lugar de tuxedo. Debo añadir que tiene por esposa una de las más bellas mujeres de Barcelona. Son una pareja muy agradable con todo el mundo, como prueba la ocasión, en todo el mundo.

Ya para terminar, hemos cogido el avión de vuelta a casa (que en teoría salía a las 8:00 pm, hora egipcia) a las 9:15 pm para llegar a la una de la madrugada (teníamos que llegar a media noche). Después de dejar maletas y bolsas en casa me he calzado un abrigo y he salido a tomar una copa. He ido a un bar a la vuelta de dos esquinas y cuando me atendían me he encontrado con una amiga medio vecina que me ha invitado a acabar la velada con sus compañeros de universidad.


Buenas noches (aunque sean las tres de la madrugada me parece un insulta decir buenos días)

1 comentario:

  1. Ta bé, ta bé, però segueixo pensant que m'agradaria més que m'ho expliquessis en persona.

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