jueves, 20 de octubre de 2011

Tú a mi no me hables

En el rodaje del spaghetti-western "El Bueno, el Feo y el Malo" se dio la situación en que Eli Wallach (Tuco Benedicto Pacífico Juan María Ramirez, el Feo) no hablaba ni castellano ni italiano y Sergio Leone, el director, no hablaba inglés. Para solucionar este problema se dirigían el uno al otro en francés, idioma por ambos dominado.

Para mí el catalán ha sido, es y, supongo, será mi principal lengua para el habla. Como catalán y catalanista estoy orgulloso de serlo y por ello también de usar esta lengua. Lo que me mosquea de algunos hablantes del catalán es el esnobismo en la comunicación que se da cuando lo usan para un público con una proporción notable de no hablantes o completos desconocedores de nuestro idioma.

Este martes fui a ver "Fausto" de Gounod al Gran Teatro del Liceo invitando a dos amistades uno de aquí y otra de nacionalidad polaca. Nuestra amiga esta aprendiendo castellano y por ello es capaz de entender algo de catalán pero realmente me frustró el hecho que la pantalla situada sobre el escenario hiciera la traducción simultánea en la lengua autonómica, para más inri, un catalán repipi que, con un intento de tener aires de solemnidad y cultura, se queda en la versión de top manta del lenguaje usado en las traducciones catalanas de Shakespeare. Lo que sucedía es que la pobre chica me iba preguntando el significado de palabras de las cuales desconocía la definición ya que algunas no aparecen ni en el Pompeu Fabra.

Cierto que en algunos asientos del antiguo Gran Teatro de Isabel II hay una pantallita que da la traducción de la opera en catalán, castellano e inglés pero, a pesar de que los mensajes de megafonía se den por triplicado (otra vez castellano, catalán e inglés), que la traducción accesible a todos los espectadores sea en catalán entra en conflicto con el eslogan de la opera house de la Rambla, "el Liceu de tots" (el Liceo de todos).

Es innegable que el castellano es mucho más conocido internacionalmente que el catalán y, de tal modo, que para poder hacer accesible a más gente algo como la traducción de los gorgoritos de sopranos y tenores, es mucho más lógico usar una lengua por todos los catalanes entendida (aunque algunos no la consideremos como la nuestra principal) que no usar la más redicha versión del catalán que ni tan siquiera nosotros entendemos (y, sinceramente, cuyo lenguaje dudo que sea correcto de modo alguno).

Donde quiero llegar es que la lengua, más allá de la identidad cultural o histórica que pueda tener, es un instrumento de comunicación y por ello usarla como si fuera un lenguaje en clave solo comprensible para algunos pocos me parece la mayor infantilidad de la que puede ser capaz ningún nacionalismo. Que en el Senado, cámara de representación territorial, se permita el uso de lenguas autonómicas no tiene ningún sentido, para mi seria comprensible que se pudiera presentar escritos en las lenguas oficiales pero que por una falsa apariencia de patriotismo se use una lengua que otros desconocen y se pongan intérpretes para que puedan entender estos otros lo que se dice es una soberana gilipollez que incurre en un entorpecimiento de la fluidez parlamentaria (que ya de por sí es poca) a parte del subsiguiente gasto de dinero público.

En definitiva, cada uno es libre de usar la lengua que quiera, pero si realmente se quiere ser comunicador, se usa, la que el emisor y el receptor compartan como los Sres. Wallach y Leone.

1 comentario:

  1. Yo llevo mucho tiempo queriendo aprender catalán y es de los pocos idiomas con millones de habitantes de los que no he encontrado cursos gratuítos online...Persas, armenios, holandeses, eslovacos e incluso los hablantes de ciertas lenguas túrquicas de Repúblicas exsoviéticas parecer desear que aprenda su idioma (y si estudiase en el este de Europa, además se me pagaría por ello), pero no así en Cataluña, mientras que puedo ser examinada de conferencias impartidas en mi universidad (la de Zaragoza), en Catalán. ¿Esto cómo se entiende?

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